Detox My Fashion | ¿A dónde va la ropa que no usamos?
Imaginate que estás delante de una vidriera, observando detenidamente un vestido de $1000.- El vestido no es ¡guau!, pero el precio es muy conveniente por lo tanto, decidís comprártelo para usar sólo una vez. Así es como el “vestidito” te termina costando mil pesos. Ahora vas al local de al lado, observás otro vestido cuyo valor es de $10000.- A éste lo pensás usar en más de una ocasión, 10 por lo menos. Entonces, el verdadero costo del segundo vestido resulta ser también de $1000.- La diferencia entre el primer vestido y el segundo está en el uso que le damos a la ropa. Además de que seguramente, haya 100 vestidos (como el primero), que al finalizar la temporada, terminen en la basura.
La ropa tiene que hacerse para durar y la novedad tiene que pasar por despertarte el interés por la pilcha que ya habita en nuestro closet, a partir de una resignificación o de un nuevo uso. Desde la industria se deberían implementar sistemas de producción de moda circular y regenerativos, que permitan una cadena de valor transparente, responsable y medible.
Las grandes marcas afirman que el 27% invierte en soluciones circulares, el 32% implementó sistemas de recuperación y el 22% divulga lo que sucede con la ropa que se recupera para ser reciclada. A estos datos agregale que sólo el 3% de la ropa se hace con materiales reciclados que, en el caso del poliéster, al lavarse continúa desprendiendo microplásticos, uno de los responsables del daño de la biodiversidad y de nuestro organismo.
Como consumidores responsables debemos ser curiosos, averiguar y actuar. Desde leer la composición de la prenda (tipo de tejido) hasta humanizar a las personas que la confeccionaron, comprar algo que cuesta menos que una taza de café nos hace cómplices de esa transacción.
A 9 años del colapso del edificio Rana Plaza en Bangladesh, ¿en qué quedó todo? **Sobre el verdadero costo de la ropa hablé acá
Luego de la tragedia, se crearon dos empresas: Accord y Alliance para evaluar el estado de los espacios de trabajo en las diferentes fábricas textiles. Juntas inspeccionaron a más de 2000 fábricas de las 4000 que hay en Bangladesh. Cerraron a las que no cumplían con las condiciones mínimas de seguridad y realizaron cambios puntuales en otras.
El 1° de Junio de 2018 entró en vigencia el Acuerdo de Transición que buscaba mejorar la seguridad en las fábricas de confección textil y que firmaron 101 marcas. La protección se extendió hasta mayo del 2021.
La presión para mejorar las condiciones laborales de estas personas trajo (algunos) cambios. Sin embargo, el poder de negociación de los trabajadores debe fortalecerse para lograr un trato justo en torno a la ropa que cosen para marcas internacionales. H&M y Converse, por ejemplo, comenzaron a publicar listas de sus proveedores y, en algunos casos, de sus subcontratistas, en su intento por mostrar mayor transparencia, además de que fue su respuesta a las presiones globales.
Actualmente, el salario mínimo en Bangladesh equivale a 50 euros mensuales. La mayoría de las costureras trabajan 60 horas por semana para poder vivir y les toma 18 meses ganar lo mismo que su CEO en el descanso. Mientras las estadísticas confirman que se compra un 60% más de ropa que hace 20 años, la moda rápida cuesta cada vez menos, por lo tanto alguien está pagando esa diferencia.
Pensar que la culpa de todo la tiene la moda rápida es otra falacia. Porque el ritmo acelerado de desfiles, colecciones resort, pre-fall y algún que otro disparate más de parte del sector del lujo alimenta muy bien las tendencias, permitiendo que la rueda de la industria siga girando. También es un error pensar que todo lo fabricado localmente es ético y sustentable.
¿Y en Argentina?
En el 2017 se prorrogó la prohibición de la importación por cinco años de indumentaria y productos textiles usados. El decreto 333/2017 publicado en el Boletín Oficial, vence este año. En países como Chile, aquellos que producen y comercializan textiles deberán considerar cómo será la recolección, reutilización, revalorización y reciclaje una vez que termine la vida útil de los mismos. La ley chilena se queda corta, especialmente luego de ver las imágenes de varios miles de pilas de ropa depositados a cielo abierto, en la región de Iquique al norte del país.
El Congreso español, por su parte, trató la Ley de residuos y suelos contaminados que, entre otras cosas, establece implementar la recolección selectiva de desechos textiles antes del 31 de diciembre de 2024.
Sólo podremos estar hablando de un cambio real cuando la industria obligue a presentar la trazabilidad del producto de principio a fin; y cuando los consumidores reparemos más en el uso que en la compra.
Imágenes: Reddit/ed8907 y Greenpeace
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