Grammys 2024: La vida es una moneda
Por Margarita Segundo redactora, escritora creativa y groupie de la moda.
La última gala de los Grammys 2024 se realizó el domingo 4 de febrero y estuvo totalmente dominada por las mujeres: ellas fueron quienes más veces se subieron al escenario para agradecer un premio, entregarlo o tan solo cantar.
Durante tres horas pudimos ver a las estrellas más exitosas de la actualidad y a los próceres que marcaron huella. Se sabe que este evento es uno de los más divertidos en cuanto a moda porque acá todo vale. No existe el bien y el mal vestido. Todo es una performance, todo es puesta en escena. En esta arena teatral donde se compite por la atención, la clara ganadora es Taylor Swift. Sin embargo, hubo dos mujeres sobre las cuales vale la pena hacer foco: Miley Cyrus y Billie Eilish.
Miley Cyrus logró darle un giro importante a su carrera y ayer a la noche terminó de capitalizarlo llevándose dos estatuillas: mejor grabación del año y mejor interpretación pop solista por su tema Flowers. El giro antes mencionado, comenzó en el 2008 cuando hizo el cover Heart of Glass de Blondie en el iHeart Festival. Nadie esperaba que una chica que venía de la factoría Disney (y con una voz tan country que duele) pudiera hacer lo que hizo. Fue realmente un shock y despertó una nueva ola de la “Miley Manía”.
Ella ya tenía 3 discos previos que la alejaban de la Hanna Montana que supo ser. Bangerz, Miley Cyrus & Her Dead Petz y Younger Now cambiaron su posicionamiento en los medios: pop picante, looks jugados (cuando no desnuda) y poses sexuales fueron el repertorio estético que le permitió dejar atrás el mote de niña buena. Incluso fue bendecida en el 2014 por la misma Madonna presentándose a cantar en el MTV Unplugged de Cyrus. (Link: https://www.youtube.com/watch?v=eEl7drCaIpc)
Cyrus tomó la euforia que provocó aquel cover de Blondie y construyó un camino que la llevó hasta los Grammys. En ese recorrido supo mezclar canciones en sus shows (más clásicos del rock junto a su himno popero The Climb), hacer una versión más que digna de Nothing Else Matter en el tributo a Metallica (link: https://www.youtube.com/watch?v=DqoQY9bobow) y elecciones en sus outfits que seguían la línea sexual pero con un tono rockero: cuero, tachas, transparencias, cadenas, vinilo y corte mullet.
Su disco Plastic Hearts y específicamente su tema Flowers son una vuelta de tuerca más: llegó la diosa dorada, la diva, la mujer fuerte que baila sola, desnuda y feliz. Por esto es que su look en la red carpet fue una declaración de principios. En su melena de un león y el vestido de cota de malla (confeccionado por Maison Margiela utilizando 14.000 alfileres de gancho) se ve a la Tina Turner más furiosa de Mad Max.
Y Cyrus lo confirma en el video que la presenta: sus ídolas son Tina Turner, Patti LaBelle, Dolly Parton, Celine Dion y Whitney Houston. Y claramente falta Cher en la cita. ¿Porqué? Porque para su interpretación en vivo usó un vestido de Bob Mackie, un hombre que se cansó de vestir a mujeres legendarias. Y el que Cyrus luce en LA interpretación de la noche, es similar al que usaron Tina y Cher cuando cantaron juntas Shame shame shame en “The Cher Show” (link a video https://www.youtube.com/watch?v=fN8ks3zNHqE) También en esa oportunidad Bob Mackie fue el creador de los outfits.
Luego vino el mono de lentejuelas y cuello halter de Tom Ford, el vestido marrón con escote asimétrico de Gucci y el mono de encaje, pedrería y escote corazón, otra vez de Mackie. Sin embargo, la imagen que quedó grabada en la retina de todos es la de su cuerpo flaquísimo, escultural, bailando y saltando. Arengando a que no sean cínicos y canten su canción. Porque así son las divas: te retan y te seducen al mismo tiempo.
La contracara de Cyrus es Billie Eilish, quién también se llevó su premio a Canción del Año por What was I made for?, tema que forma parte del soundtrack de la película Barbie. El caso de Billie es interesante porque ella construyó su imagen tomando decisiones diametralmente opuestas a lo que la industria nos tiene acostumbrados.
Ella es una mujer joven que no muestra su piel. Está todo el tiempo cubierta. Sí en sus shows usa shorts, y sí podemos ver la piel en su cara… pero nada más. Ahí tenemos otra declaración de principios.
En varias entrevistas manifestó que no le gusta mostrar su cuerpo porque no quería ser encasillada o estereotipada. Por esto es que en las alfombras rojas siempre lució versiones de lujo de sus pantalones anchos y sacos holgados. Chanel y Gucci son algunas de las marcas que confeccionaron trajes especiales para que ella pudiera mostrar, sin mostrar.
Las piezas que suele elegir son las que podría tener cualquier hombre adolescente: buzos, joggins, pantalones cargo, zapatillas, gorras. Todo en clave oversize, con color y volumen. Muchos la han criticado por utilizar este estilo en las entregas de premios. Por lucir como un chico, por no ser femenina, por usar un disfraz exagerado.
Lo que resulta llamativo, es cómo ella entiende el juego. Porque anoche, cuando tuvo que subirse a interpretar el tema lució un conjunto verde y rosa, que es una referencia a la Barbie Poodle Parade de 1965. Y a las tres Met Gala que asistió, también utilizó vestidos elegantes y clásicos. En el 2023 con un look gótico, con corset y encaje negro para homenajear a Karl Lagerfeld. En el 2022 con un vestido encorsetado de raso, capa de encaje verde y falda fruncida firmado por Alessandro Michele para Gucci. Y en el 2021, un inolvidable Oscar de la Renta, voluminoso y romántico que evocaba a Marilyn Monroe.
Y cómo olvidar la nota para Vogue Londres, donde por primera vez muestra su cuerpo ajustado: enaguas, corsets y medias traslucidas son sus aliados cuando muestra sus curvas. Todo esto prueba que, cuando quiere, sí puede jugar con el imaginario femenino.
Ella se “disfraza de mujer” cuando le toca interpretar en una entrega de premios, en un evento fashionista, en un photoshoot o incluso en el arte de un disco (Happier Than Ever). Ahora, cuando es Billie Eilish está vestida de sí misma. Sin trucos, solo lo que le gusta y con lo que se siente cómoda.
Además, cuando se pone el traje de “chica linda” es para reforzar su crítica. Así como su música es una mezcla de dureza con susurros, con temas tan íntimos como What was I made for?, Eilish también usa su imagen para hablar de la contradicción: esa que sucede cuando te dicen “¡qué linda que estás!” cuando estás en un mal momento personal. La melancolía en su mirada y su voz tímida se contraponen a su pelo negro con raíces rojas para acentuar la ironía.
Miley y Billie son dos caras de una misma moneda. Dos tipos de mujer que se ponen en juego en los medios, que facturan, ganan premios y también forman parte de los debates feministas. Mientras que una refuerza de manera directa la hegemonía, la otra se muestra en el estereotipo de “no ser ese tipo de chica”. Pareciera que todo se resume a mostrar el cuerpo o no. Sin embargo, las dos evidencian que hay más detrás. Hay una elección clara y a consciencia de cómo se vinculan con sus cuerpos. Hay risa, baile y desfachatez. También hay llanto, contradicción, tristeza y rebeldía.
¿Podemos ser las dos? Elegir para siempre (o solo por un día) aquello que nos representa sin pensar en lo que se espera. ¿Será que la forma pierde fuerza sin el contenido? Porque se puede analizar a las cantantes por la foto, como si fueran muñecas dentro de sus cajas. Pero también podemos rascar la superficie y escuchar que más están diciendo. Tal vez, en el cruce de uno y otro, encontramos algunas respuestas.
Al final, solo se trata de vivir. Esa es la historia… y a lo mejor, resulta bien.
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