Memorias de algunos referentes de estilo
Con la reina María Antonieta, la moda se emancipa y se convierte en un campo autónomo que obedece a su propia lógica. A la joven reina, de origen austríaco, le costó mucho imponerse en la corte de Versalles. La autonomía de la moda fue un medio para compensar su debilidad política (Weber, 2006)
Dentro de un grupo de personas, algunos tienden a destacarse o distinguirse de la mayoría y otros, simplemente buscan imitarlos. La moda es la imitación de un patrón dado y satisface la necesidad de apoyo social. Es a través de la moda que la sociedad satisface la necesidad de cambio. Y debe ser masiva para poder existir. El mero acto de consumir busca ser integrado al sistema de la moda, pero sin uniformarse porque hay que diferenciarse del resto (sin sobresalir).
Uno de los principios del sistema de la moda es el proceso de autonomía que hizo posible la aparición de nuevas formas de expresión, con su propio repertorio, como por ejemplo los góticos y punks.
Los estilos nacen a partir de cambios profundos de sensibilidad, así como en la música surgen géneros nuevos. Cada uno responde a realidades diferentes. ¿Cómo se sienten los góticos cuando eligen vestir de negro la mayor parte de sus días, o manotean terciopelo, encajes y tartanes a primera hora de la mañana? ¿Y si a esas elecciones cotidianas le sumamos las referencias de la cultura punk?
“Los cuerpos se desgastan, los espíritus no”, dijo la actriz Helena Bonham Carter en el homenaje a la activista y diseñadora Vivienne Westwood, fallecida a los 81 años el pasado 29 de diciembre. Vivienne es punk, gracias a Let it rock, la tienda que abrió en el 430 de King’s Road a comienzos de los años 70. Un proyecto que emprendió junto a su pareja, Malcolm McClaren, y que se convertiría en el epicentro de una antimoda con la que vistió a grupos de música (que su ex representó) como los Sex Pistols o los New York Dolls.
Herbert Blummer habló de selección colectiva. En el memorial a la persona que lo dio todo para defender el futuro del mundo se vio claramente en el estilismo de los góticos del trickle up, esa moda que proviene de ambientes populares y asimilan las clases superiores entre las que había músicos, modelos, diseñadores y políticos por lo menos en lo que respecta a la semana de la moda londinense.
“Detener el cambio climático. Esta es una guerra por la existencia misma de la raza humana y la del planeta. El arma más importante que tenemos es la opinión pública. ¡Conviértete en un luchador por la libertad!", gritó quién hace años anunció haber nacido para destruir con la conformidad.
Los estilos se constituyen de un repertorio de colores, patrones y materiales en el que creadores y creadoras buscan inspirarse al mismo tiempo que el mundo sigue girando. Ese ramillete de influencias diversas define la identidad de consumidores y diseñadores.
Somos la persona de la cual estamos vestidos y las adeptas de Paco Rabanne allá por los 60 eligieron vestirse de futuro con sus discos de plástico fosforescentes, sostenidos por hilos metálicos y túnicas de tejido cota de malla. Paco trabajó con plásticos, géneros con lycra® y hasta incluyó el cierre relámpago en vez de botones como avance de un futuro diferente. Andrè Courrèges y Pierre Cardin también quedaron deslumbrados por la carrera espacial y la llegada del hombre a la luna. Sin embargo, y poniendo un pie en la tierra, Rabanne pagaba las cuentas con lo que recibía de la venta de sus perfumes ¡no con sus diseños!, aseguró la periodista Felisa Pinto, fanática de Calandre, la única fragancia que usó por años.
Escribo sobre ellos porque quiero invitarte a examinar tu vida y tu rutina, para que vuelvas a imaginar tu relación con la ropa. ¿Somos realmente autónomos a la hora de realizar nuestras elecciones cotidianas de vestuario o todavía nos respaldamos en el qué dirán por el mero hecho de sentirnos incluidos? Qué nos ponemos y cómo lo usamos, ya sea como medio de empoderamiento o como muleta emocional, nos permitirá reafirmar nuestra identidad.
Fotos Getty Images @viviennewestwood
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