Mtv VMA’s 2024: Let’s Dance
Por Margarita Segundo redactora, escritora creativa y groupie de la moda.
El pop sigue vivo. Más vivo que nunca. Su prueba de vida fue la última edición de los MTV Video Music Award 2024 y su celebración de los 40 años de esta entrega de premios.
Si tenemos dudas de la supervivencia de la TV o del rock. Incluso de la renovación del Hip Hop. Pero esas son preguntas que MTV hace años que no puede responder, y tampoco nos vamos a ocupar en este espacio. Lo que si vamos a señalar es que, el último representante del rock es Lenny Kravitz. Un señor que además de hacer buenos riffs, tiene dos o tres ideas sobre el estilo.
Como decíamos, el pop sigue dominando el mercado y es interesante ver los cambios que se produjeron en los últimos diez años.
Si en los 80’s el pop puso su foco en mujeres transgresoras (Madonna, Cindy Lauper, Kylie Minogue), en los 90’s fue la explosión de las boy band (Take that, New Kids on the block, Backstreet Boys y las Spice Girls) y desde fines de los 90’s y todos los 2000 el estrellato estuvo dominado por los nombres propios: Britney, Cristina, Justin (Timberlake), Gwen y Pink. Y la década del 2010 fue un poco más de lo mismo: Katy Perry, Lady Gaga, Bruno Mars, Justin (Bieber) y los Jonas Brothers.
Hoy nos encontramos ante una nueva mutación del pop. Pero como siempre, tiene sus aclaraciones y excepciones a las reglas.
La primera de ellas es que, el género en cuanto a nivel musical, es muy parejo. No hay un nuevo sonido o algo realmente innovador allí. La mayoría repite lo que instaló Daft Punk en el 2013 con Random Access Memories.
¿Hay variaciones? Si por supuesto: mal que le pese a muchos, la carrera de Taylor Swift marca la música de muchas estrellas actuales: Olivia Rodrigo, Conan Gray, Chappell Roan, Sabrina Carpenter, Benson Boone, entre otros.
Pero lo más interesante es cómo el tradicional Pop Bubblegum hoy ya no baila. Ese mundo colorido y festivo, hoy tiene representantes que no se atan a una coreografía. El baile y el goce del artista, tan marcado en todas las décadas pasadas, hoy pasa a un segundo plano. Y la comprobación de esto es la entrega del Premio Vanguardia a Katy Perry, quién nos recuerda aquella época dorada donde las coreografías y el cuerpo de baile lo era todo.
En contraposición, las presentaciones de Sabrina Carpenter, Chappell Roan y Camila Cabello son un día de spa. ¿Tienen bailarines? ¡Obvio! Hay que llenar un escenario. ¿Tienen movimientos cronometrados y ensayadas? ¡Más les vale! Porque si no se prenden fuego. Pero ya no hay pasos increíbles e imposibles de seguir. No hay un bailecito para replicar en Tik Tok. Todos los movimientos están pensados en función de narrar el concepto que cada artista representa (el glamour para Sabrina, la teatralidad para Chappel), más que para invitar al público a imitar.
La única de las presentaciones que sí fue en esa dirección fue la de Lisa, la integrante del grupo pop coreano Blackpink, quién está dando sus pasos como solista. Y para que negarlo, fue la presentación más deslucida de todas. Ella es una gran bailarina, pero su canción “New Woman” (en colaboración con Rosalía) es floja, y su destreza no logró hipnotizar a nadie.
Pero es importante entender que Lisa es una desviación en la premiación. Porque mientras que en occidente estamos en este trip del pop lánguido, en oriente está consolidado a base de idols y boy band que ensayan desde la cuna. La industria del k-pop hace años que arrasa con una misma formula y que, gracias a ese éxito de ventas, logró colar en el mainstream de occidental. Por eso se explica a Lisa en los VMA’s, o los Stray Kids o Le Sserafim como cabeza de cartel en los festivales más importantes.
Otras excepciones a la regla son las cantantes latinas: Anitta y Karol G estuvieron presentes en el escenario. De nuevo: si hay movimiento es para reforzar el concepto detrás, y en el caso de las latinas es la explotar su capital erótico.
Todas las artistas “nuevas” (Taylor, Miley, Billie Eilish, Charly XCX, incluso Lana del Rey) proponen un pop alejado de las coreografías. No significa que no sea festivo, pero ya no es la perfección del movimiento como esperábamos antes. Son canciones para escuchar tranquilos en casa, en una reunión con amigos o incluso para bailarlas, pero sin seguir “el pasito” de moda.
Podríamos pensar que es un pop menos exigente: el público puede bailar como se le canta y las artistas no necesitan usar taco aguja. Mientras ellas cambian su calzado por borcegos o zapatillas con plataforma en el escenario, los fans podemos encontrar canciones con diferentes climas y adueñarnos de ellas.
Los grandes signos de pregunta serán los nuevos discos de Lady Gaga y Rihanna. Beyonce hace rato que dejó “la coreo”. Dua Lipa, Shakira y J-Lo son las únicas que continúan con su militancia de manera estoica.
La nueva moda nos recuerda un poco a los 80’s, donde los artistas hacían pop para escuchar además de bailar. Hoy probablemente no haya tanta diversidad musical, pero si lo hay en las propuestas estéticas. Si bien los estereotipos de belleza que se reproducen siguen siendo los hegemónicos, la imagen final varía y eso posibilita que el público genere diferentes identificaciones y pertenencias.
Bailar o no bailar, no es la cuestión. Pero entender cómo la música crea nuevas formas de entender el goce, sí es interesante. Y MTV puede haberse convertido en un señor mayor, pero después de dominar la industria tanto tiempo, tiene algunas ideas al respecto.
Fotos: Gilbert Flores, Dimitrios Kambouris/Getty Images, Jamie McCarthy/WireImage y Kevin Mazur/Getty Images
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