Todas tenemos (o por lo menos deberíamos tener) una camisa blanca en el placard. Un ítem capaz de salvarnos el día, y después de ver la edición 94° de los Oscars ¡la noche también!
Todas tenemos (o por lo menos deberíamos tener) una camisa blanca en el placard. Un ítem capaz de salvarnos el día, y después de ver la edición 94° de los Oscars ¡la noche también!